DOBLE TOP!



Mi anterior post sobre verdades vivir Japón fue todo un éxito. Sin embargo, algunos pensaron que estaba atacando la cultura japonesa, cuando simplemente estaba ofreciendo datos fácticos de la realidad cotidiana de Japón, que la mayoría desconocía.

Muchos replicaron que "acá tampoco funciona bien el sistema de salud, hay inseguridad, xenofobia y gente que muere de frío", sin comprender que ése era exactamente mi punto. Tal como puse al final del post, Japón tiene los mismos problemas que cualquier otro país, sólo que en diferentes escalas y modos.

En este post voy a enfocarme en esas "rarezas" de la cultura japonesa, que la mayoría conoce (¡cómo no!) por el anime y el manga, y que hace a más de uno pensar "están todos locos, estos ponjas". Lo curioso es que estas bizarreadas proceden del país insignia de occidente: Estados Unidos (música de la Marcha Imperial de fondo aqui). Así es, los responsables de las características culturales japonesas son los yankis. De hecho, la influencia norteamericana en Japón fue tanta que muchas palabras del idioma cotidiano japonés derivan del inglés.

Y ahora voy a mostrártelo...

Brevísimo vistazo histórico:

Popularmente se tiene a Japón como un lugar de avanzada, un lugar adelantado a la época. Esto se debe mayormente a sus innovaciones tecnológicas, pero como vimos en mi post anterior, no es tan así.
Lo cierto es que Japón fue uno de los países más atrasados del mundo en muchísimos aspectos. Para ilustrar esto, Japón no salió del sistema feudal hasta 1868, cuando terminó el shogunato Tokugawa, un lapso en la historia nipona conocida como el Período Edo . Por si sos medio de madera para las fechas y la historia, date cuenta que para 1868, mientras Japón empezaba a abandonar el sistema de castas, castillos y samurais (o sea, caballeros de espada y a caballo) Argentina ya era un país independiente con Constitución propia y estábamos por tener a nuestro quinto presidente, Domingo Faustino Sarmiento. En resumen, estaban bastaaaaante aislados del mundo.

Todo eso cambió a partir de la llegada de unos barcos norteamericanos a las costas niponas, que con argumentos tan convincentes como sus cañones "pidieron" que se abran al mundo y empiecen a comerciar. Ahí se fue al carajo el feudalismo, el samurai y la mar en coche y se inició el período de restauración, conocido como Era Meiji . Durante ese período, que duró hasta la Primera Guerra Mundial, Japón comenzó su modernización, erigiéndose como potencia mundial.

Segunda Guerra Mundial: el bombazo reseteador

No hace falta mucho reflexionar para concluir que tirar una bomba atómica en un país puede significar un cambio drástico en el mismo. Las consecuencias inmediatas son conocidas y desgarradoras, pero hay también algunos hechos colaterales impredecibles.

Pero vayamos por orden cronológico para entender bien qué fué lo que pasó. Terminada la restauración Meiji, parecía que a Japón las cosas empezaban a salirle bien con esa idea del capitalismo. Pero vino la debacle económica de 1929 y los ponjas no zafaron. Esta débil situación financiera llevó a que el país nipón cayera en una férrea dictadura militar, con todo lo que eso conlleva (enemigos políticos asesinados, comunistas perseguidos, programas de adoctrinamiento y censura en los medios y en la educación, etc. ).

Para cuando a mediados de los años 30 un alemán petiso llamado Adolfo empezó a hacer bardo en Europa, los ponjas ni bola le dieron, ya que estaban ocupados en sus propias guerras con China, Corea y Rusia. Resulta que, con el capitalismo, los ponjas pescaron también el virus del colonialismo y, viendo que en ese archipiélago estaban bastante apretados, comenzaron a ocupar territorios vecinos, lo que devino, predeciblemente, en conflictos armados.

Pero viendo que todos estaban en el ajo de cagarse a tiros, Japón pensó que tener aliados podía convenirle para sus propias batallas y decidió entrar a la fiesta y unirse al Eje, es decir, a la Alemania nazi y la Italia fascista. Una idea desacertada, dado que esos eran los 'malos' de la historia y terminaron perdiendo, aunque no podemos culpar a los japos por no tener el diario del lunes.



En diciembre de 1941, Japón atacó a las potencias occidentales, más precisamente a Estados Unidos, en Pearl Harbor. Otra mala idea, ya que no conviene hacerse el poronga con un país que tiene un nuevo juguete llamado "Bomba Atómica".



La respuesta a este ataque por parte de los yankis y sus resultados es historia conocida: bombazo atómico en Hiroshima y Nagasaki, fin de la guerra, Japón devastado humana y economicamente y Estados Unidos tomando control del archipiélago durante cinco años.

Por supuesto, los norteamericanos no iban a sentarse a reconstruir Japón tal cual estaba. Cuando los yankis se meten en un país, lo hacen en serio.

Así que, ahora sí, vamos a ver un par de bizarreadas culturales japonesas, hijas de la penetración cultural estadounidense.

Monstruos gigantes que destruyen ciudades


Los japoneses aman los monstruos gigantes. En lo que a películas se refiere, Tokio ha sido aplastada por monstruos más veces que los extraterrestres han destruido la Estatua de la Libertad. Tan populares son estos bicharracos que hasta tienen su propio género cinematográfico, llamado "kaiju" . Godzilla es el ejemplo más famoso, pero también están Rodan, Mothra, Gamera y todos los villanos de todas las series de los Power Rangers (¿cómo? ¿no sabías que eran japonesas?).



¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


Como puse al principio de este post, si a un país le avientan una bomba nuclear, no es algo de lo que se sobrepondrá facilmente, tanto en lo económico como en lo social. Las películas de terror más exitosas son las que aprovechan lo que la sociedad realmente teme. Así que cuando el director Ishiro Honda necesitó un monstruo para su film de terror, utilizó algo que reflejara el terror a un ataque nuclear . No hace falta ser un genio para entender por qué Japón tenía miedo específicamente a eso.

No por nada, los creadores de Godzilla pusieron que la Bomba fue el orígen del monstruo, un mutante creado por las pruebas nucleares. Godzilla es una fuerza de destrucción pura que sale de la nada y reduce la bulliciosa capital de Japón a cenizas en una sola noche. En las propias palabras de Honda, Godzilla es "la bomba atómica hecha carne".

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Dibujos de ojos grandes


Cuando una persona ve por primera vez un manga o un anime, suelen ocurrir dos cosas:
1- Nota el enorme y anatomicamente imposible tamaño de los ojos de los personajes, lo que les da un aspecto caricaturizado, aún si la historia es bien realista y/o violenta.
2- Recuerda que los japoneses tienen ojos rasgados, por lo que suele concluír que dibujan a sus personajes así por una suerte de despecho.



¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


Quien es considerado el creador del manga moderno, Osamu Tezuka (autor de Astroboy), fue quien desarrolló este estilo de ojones, inspirado en lo más yanki de la animación: las películas de Disney. Tezuka notó cómo los atributos infantiles como ojos y cabeza grandes no solamente eran atractivos para los niños (una de sus principales audiencias), sino que también hacía posible mostrar emociones complejas. Los ojos son una ventana hacia el alma, después de todo.

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Pornografía censurada y tentáculos violadores


Quienes conozcan la pornografía japonesa (es decir, el 99,9% de los taringueros) habrán notado que cuando empieza la acción, un pixelado digital censura la parte más interesante del cuadro. A esto se le agrega una extraña manía de hacer animes pornográficos (llamados hentai) cuyas protagonistas son penetradas por monstruosos tentáculos (¿?).



¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


A diferencia de lo que se puede apreciar en la actualidad, el sexo y la desnudez nunca fueron un tabú en la cultura japonesa . No sólo las mujeres solían caminar con las tetas al aire, sino que lo que nosotros llamamos porno era tan sólo un género común y corriente más entre los libros, como Cocina, Viajes o Historia. El porno japonés, llamado "shunga", era una forma tradicional en los medios visuales que no tenían ningún estigma asociado a ella. La mayoría de los artistas los creaban sin violar ningún tipo de código social. Sólo estaban haciendo dibujos de algo tan natural como gente garchando. Como las imágenes ejemplificadoras son algo que no legustaría a @herni hagan click en este link para verlas

No fue sino hasta el siglo XIX, cuando la moralidad occidental llegó a Japón (tal como ya reseñé más arriba), que el gobierno japonés decidió tomar medidas enérgicas contra las prácticas tradicionales como la desnudez pública, con el fin de mostrar a Occidente que Japón era un país totalmente civilizado. Para cuando la Segunda Guerra Mundial terminó, el porno había pasado de ser una parte cotidiana de la cultura japonesa a una forma de arte demonizada (¡gracias, valores cristianos occidentales!). Esta interferencia en la cultura sexual tuvo como consecuencia que, tal como lo señala el ganador del premio Pulitzer, John W. Dower, a partir de ese momento los nipones adoptaron los ideales occidentales de belleza femenina, como las piernas largas y las tetas grandes.


Realmente grandes.


Después de la guerra, los norteamericanos ocuparon el país y forzaron en la sociedad valores culturales estadounidenses. Esto estigmatizó todavía más el porno en Japón, al punto que terminaron siendo más papistas que el papa y promulgaron una de las leyes más extrañas al respecto: Está bien tener sexo en cámara, pero cualquier exhibición de los genitales está estrictamente prohibida. Es por eso que ahora todo el porno en Japón tiene los genitales pixelados.

El caso de los tentáculos es consecuencia directa de esta política: al no poder dibujar penes penetrando vaginas, los artistas japoneses tuvieron que rebuscárselas y así terminaron usando lo más parecido que encontraron a las porongas, es decir, tentáculos. Unos tentáculos de forma muuuuuy porongosa, pero tentáculos al fin. Con esta metáfora visual, los pornógrafos japos pudieron eludir en cierta forma la censura y seguir laburando.


"Ahi tá... tudo bem, tudo legal"


"Todo eso tiene sentido y lógica, Adler, pero... ¿por qué carajo toooodas las pornos japonesas muestran a las minas sufriendo y siendo violadas? ¡Son unos enfermos estos japos!"

Eso también es consecuencia de los valores occidentales impuestos que los japoneses cumplieron exageradamente. Según la moral, tanto japonesa como occidental, es indecoroso que una mujer se muestre ávida de sexo. En occidente eso fue cayéndose de a poco, aunque todavía pasa que una mujer no pueda decir "me gusta garchar" sin que enseguida la tilden de puta atorranta (y no me digan que no han visto mil ejemplos, en esta misma web). En Japón esto todavía está muy mal visto, por tanto, se llegó al extremo de que la mujer jamás tiene que mostrar publicamente placer ante el acto sexual, sea cual sea la situación.


Por ejemplo, que le den matraca en el tren mientras un negro de traje las mira


Esto puede parecer algo perverso, pero si nos ponemos a pensar, en las porno occidentales (cuyo mayor productor es, justamente, Estados Unidos) también se muestra a las mujeres siendo violadas (incluyendo prácticas como tirarles del pelo, pegarles,escupirlas, estrangularlas, atarlas, amordazarlas) con la salvedad de que, para colmo, ellas tienen que pretender disfrutarlo y estar dispuestas a eso en todo momento y lugar. En mi opinión, me parece bastante más siniestro el mensaje del porno norteamericano, pero bueno... reflexionen ustedes sobre esto.

Y todo este descalabro sexual provocado por la interferencia de Estados Unidos en Japón, llevó a otro famoso fetiche...

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Fetichismo por las bombachas


A todos nos sorprende ver que Japón tenía máquinas expendedoras de bombachas.

Usadas, por cierto.

Por adolescentes, para más datos.





Si bien el gobierno japonés las declaró ilegales en 1993, algunas sobreviven. Pero el hecho es ¿por qué los ponjas están tan obsesionados por las bombachas como para haber dispuesto máquinas expendedoras que las provean a viejecillos verdes?


Algunos, no obstante, prefieren recolectarlas a mano.


¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


Las mujeres japonesas tradicionalmente no usaban ropa interior. Como ya sabemos, tras la guerra los yankis impusieron valores y elementos culturales occidentales en Japón, y eso incluyó inculcarles a las mujeres el sentimiento de sentirse avergonzadas de su vagina y, por lo tanto, cubrirla (una vez más... ¡gracias, valores cristianos occidentales!).

El punto es: ¿por qué el resto de las sociedades cuyas mujeres usan ropa interior no desarrollaron el mismo fetiche? Todo es cuestión de tiempo y contexto. Cuando las bombachas entraron por primera vez a Japón, eran un producto caro y exótico. Para colmo, tras la Segunda Guerra Mundial, Japón se hundió en la pobreza, y las únicas mujeres que podían permitirse el lujo de usar ropa interior de estilo occidental eran las "pan-pan", esto es, prostitutas de clase alta.

Es así como la cultura nipona asoció desde el principio la ropa interior femenina con la sexualidad. Para cuando el grueso de las mujeres comenzaron a usarla, el elemento picaresco ya estaba instaurado y el fetiche cultural por las bombachas quedó establecido.

Cumplido el vistazo a la parte sexual, veamos la parte comercial y laboral...

Consumismo


Japon es un pais muy enfocado al consumismo masivo. La publicidad invade las calles, sobretodo en barrios como Shibuya donde aparte de las campañas publicitarias que decoran los edificios, estan las 3 pantallas gigantes que van emitiendo anuncios.
La publicidad está por todos lados, incluídos los trenes, que parecen coches de Fórmula 1 con tantos logos encima, y que también cuentan con pantallas donde se muestran anuncios.




¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


¿Conocen algún otro país extremadamente consumista, con anuncios hasta abajo de la almohada?


Pista: no es Camerún.


Como tantas otras cosas, antes de la llegada invasora de los norteamericanos, la cultura japonesa era casi lo opuesto a lo que es actualmente. Los comerciantes y capitalistas fueron siempre considerados tradicionalmente como el peldaño más bajo de la sociedad, por debajo de los burócratas, los agricultores y los artesanos.

Pero, como hemos visto, cuando los japoneses hacen algo, lo hacen en serio, al punto de la exageración. Cuando decidieron volverse capitalistas, se compenetraron tanto que empezaron a adoptar también lo peor de este sistema, como la mafia (los famosos yakuza), el colonialismo belicoso (explicado al principio) y el consumismo desmedido.

En el fondo, Japón no hace nada que no se haga en el resto del mundo en materia de publicidad (acá tenemos publicidad en transportes públicos y una pantalla LED gigante de Coca Cola frente al Obelisco), pero, como suele suceder, se les va un poco la mano. Y así, tienen una de las mafias más grandes del mundo, tuvieron los colonizadores más crueles y tienen demasiada publicidad que los lleva a ser desmedidamente consumistas.

Pero para consumir, hace falta ganar dinero. Y en una sociedad ultracapitalista, la única forma de hacer dinero es trabajar como burro. Otra de las características de los japoneses, ¿no? ¿A que no sabés de dónde salió?

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Romperse el orto laburando


Uno de los estereotipos más célebres de los japoneses es que trabajan demasiado. Tanto que hay una palabra japonesa, karoshi , para designar específicamente una muerte causada por el exceso de trabajo. El "Karoshi" es tan común en Japón que está reconocido por las compañías de seguros como una razón para pagar la póliza.


Y algunos, hasta siguen laburando desde el jonca.


¿Qué tienen que ver los yankis en esto?


Volvemos a la Bomba atómica y la economía de posguerra. Tras quedar devastado, Japón tuvo que reconstruir de cero su sistema económico, bajo la férrea ocupación estadounidense. En medio de este panorama, fue justamente un yanki quien les dijo a los japos que, para tener una economía sólida, tenían que laburar 30 horas al día.

Este sujeto era un estadístico llamado William Edwards Deming, quien entre junio y agosto de 1950 formó a cientos de ingenieros, directivos y estudiantes japoneses en el control estadístico de los procesos y los conceptos de calidad. Sus conferencias fueron copiadas, editadas e impresas en japonés, y vendieron miles de copias. Los japoneses pretendieron pagarle los derechos de autor, sin embargo, Deming rechazó la oferta proponiéndoles emplear el dinero en crear un premio para las empresas que demostraran un comportamiento ejemplar en la mejora de calidad. Las compañías japonesas añadieron fondos y hoy "El Premio Deming" se considera como el número uno entre los premios de calidad.

¿Y qué fue lo que les enseño este sujeto a los ponjas? Su estilo de dirección empresarial se centró en la mejora permanente. Su filosofía era que no sólo hay que elegir un estándar de calidad y a partir de allí conformarse con él, sino mejorarlo constantemente, entrando en un ciclo de no estar satisfecho nunca.
Esto se conoce en Japón como el ciclo de Deming, y ha sido una práctica habitual en el sistema laboral japonés desde su publicación. Su popularidad no es resultado de que fue el único país donde se aplicó a gran escala con resultados positivos, sino que este ciclo de Deming se ensambló perfectamente con las antiguas tradiciones japonesas de lealtad ante el linaje, por lo que se considera extremadamente descortés abandonar el lugar de trabajo antes de que tu jefe lo haga.

¡Ah! y para los que me dijeron en el post anterior que gracias a este sistema laboral, Japón es un país sin pobres, lo lamento, pero su burbuja de irrealidad va a explotar una vez más.



¿Qué es eso? Un ciruja japonés, en plena calle de Tokyo. Y no es una rareza. ¿Viste que acá hay gente pobre durmiendo en estaciones de trenes y omnibus? Bueno, en Japón no se privan de eso tampoco...



Según un informe del Ministerio de Bienestar realizado en 2009, uno de cada seis japoneses es pobre. De acuerdo con las cifras de la OECD, Japón tiene una de las tasas de pobreza mas alta del mundo desarrollado y se ubica en cuarto lugar después de México, Turquía y los Estados Unidos.

Esto sólo puede sorprender a cualquiera que no conozca como funciona el sistema capitalista: para que alguien sea rico, muchos otros tienen que ser pobres. Esto es así en Japón, Estados Unidos y cualquier otro lugar del mundo.

Y como no podía ser de otra manera, me despido con música